El beneficiario de una empresa, es todo aquel que juzga la calidad de nuestros servicios. El que juzga sobre la calidad de nuestros servicios debe representar el interlocutor privilegiado de toda organización. Ésto es así por uno de los tres motivos siguientes:
- Porque si el que juzga tiene opciones y su juicio es negativo, abandonará nuestro servicio.
- Porque si el que juzga no tiene opciones, pero tiene derechos y expectativas sobre la calidad de nuestros servicio, tendrá también derecho a exigirnos, por diferentes vías, que cumplamos esas expectativas.
- Porque si el que juzga no tiene opciones, pero aunque tenga derechos no tiene claras sus expectativas, se conformará con un servicio mediocre, o simplemente lo rechazará, el alumno desertará.
Así, el movimiento hacia una mejor calidad educativa debe partir del propósito de satisfacer al beneficiario, para lograrlo es necesario conocer mejor sus necesidades, sus expectativas, sus preocupaciones, sus insatisfacciones respecto al servicio que estamos ofreciendo; de igual manera el beneficiario debe conocer y participar en lo que se está tratando de hacer para mejorar la calidad educativa.
Todo lo anterior implica que el plantel escolar debe preguntarse principalmente sobre los requerimientos de sus beneficiarios y por su función debe priorizar el aprendizaje. Así la escuela debe preguntarse, centralmente, qué y cómo deben aprender los alumnos.
Bibliografía:
Schmelkes, Sylvia, (1995). La calidad en el plantel y en su contexto, en Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas (pp. 43- 48), México, D.F. Secretaría de Educación Pública.
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